Categoría: precarización
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El gozo del ocio – sobre el aburrimiento, la creatividad, y la «in-productividad»
Una pequeña investigación sobre el aburrimiento, el ocio, el tedio – y los caminos insospechados a momentos de creatividad, de descanso, de hacer porque sí. Escapar de esas necesidad constante de crear, de exponer, de mostrar, de mejorar, de ser vistos, oídos. Estar en el momento. Mirar un objeto. Escuchar los sonidos del barrio. Contemplar como crece una planta. Mirar el cielo. Suspirar mucho. Aburrirse es un privilegio que no todes tienen y ya es hora de que lo reconozcamos como la delicadeza que es. En vísperas de tremenda cuarentena, les dejo esta invitación a aburrirse.
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Proyecto Sin Nombre – Gimena Castellón Arrieta
En el primer capítulo del Proyecto sin nombre, junto a Paula Valenzuela entrevistamos a la artista, curadora y gestora Gimena Castellón (y a su hija Greta que con paciencia nos acompañó un buen rato). Hablamos del ocio y del valor de esos momentos en que se deja de producir y pensar; el hacer «porque si». De lo pulcro versus lo desordenado, espontáneo, natural, humano. De como el camino es una forma de memoria e identidad; y de la responsabilidad cuando se visibilizan relatos ajenos. El tesoro y regalo de la conversación, y el ejemplo de la sencillez. De territorios y ponerle el cuerpo a las cosas. Sólo nos falto un vinito las 3 al final. Los invito a leer y conocer más a estar artista que nos regaló unas preciosas horas de risas y conversación.
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El rol del arte en tiempos de pandemia
En estos días extraños mucho se ha dicho y escrito sobre la importancia – incluso la necesidad- del arte en medio de esta de crisis sanitaria, social y económica. Una lectura rápida de diarios y revistas, nacionales e internacionales, conduce a frases grandilocuentes, demandantes, simplistas. “Son los únicos que no pueden callar”, “el arte nos salvará”, o el titular “el arte planta la cara al coronavirus”. Más aún, llama la atención que la gran mayoría de quienes hacen esas afirmaciones no son ellos mismos artistas. ¿Cómo llegamos al punto de exigir tanto? ¿de qué forma imaginamos que un sector tan precarizado podría “plantar cara” a un virus?