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Hola. Les dejo algunas cosas hermosas/significativas para esta semana de ¿agosto? (porque en cuarentena, el tiempo significa todo y nada):

uno/ sobre Alejandra Ocasio-Cortez y la idea de la «mujer disruptiva».

dos/ AOC y su mirada comunitaria del feminismo (y de qué y cómo puede ser el futuro) me hacen pensar en este artículo que ha sido ampliamente compartido en las últimas semanas: «El fin de la girlboss«. De lo mejor que he leído últimamente.

tres/ un novedoso Museo de la Cultura en Japón.

cuatro/ decolonizar la mirada y liberar las aguas: Delight Lab y el Wallmapu; Mercedes Fontecilla y la conexión y respeto hacia nuestros caudales; María José Muñoz nos cuenta sobre residencias de arte colaborativas… artistas que están pensando en decolonizar, dialogar, y compartir, en vez de usar, apropiar o «misionar».

cinco/ para quienes han estado pensando en los efectos de la tecnología en sus niños en estos eternos meses de cuarentena.

seis/ ¿estaremos alcanzando la «infunidad de rebaño»? Un nuevo concepto de mi podcast favorito cuando reflexionan en torno al escándalo de Viñuela de la semana pasada, y la seguidilla de funas y contrafunas que siguieron.

siete/ he estado leyendo (o más bien devorando): «On earth we are briefly gorgeous» de Ocean Vuong, «Chile geopoético» de Miguel Laborde y «Los suicidas del fin del mundo» de Leila Guerriero. También este artículo sobre un exitoso experimento con un “sueldo básico universal”: una de las ideas que debiéramos evaluar para la post pandemia.

ocho/ he estado escuchando el nuevo álbum Taylor Swift, y el ciclo «Compositoras» de M100.

nueve/ empecé y me terminé la serie «I may destroy you». Y sí: es TAN buena como dicen.

diez/ sobre el amor a los libros. Y si se te olvida cómo escribir o se te olvida cómo leer.

Gracias a todes por leer. Esta newsletter es gratis pero no barata. Para apoyar, compártela con alguien que conozcas, o suscríbete (el botón está al pie de la página). Como siempre, un poema nunca está de más:

De tanta angustia que me roe, guardo un silencio que se unifica a la entraña del océano.
En la noche cuando los hombres duermen, mis ojos haciendo tríptico con el farol del palo mayor, velan con el fervor de un lampadario ante la inmensidad del universo.
El austro sopla trayendo a los muertos cuyas sombras húmedas de sal acarician mi cabellera desordenada.
Agonizando vivo y el mar está a mis pies y el firmamento coronando mis sienes.

-«Alta Mar» de Teresa Wilms Montt